A todos, pequeños y mayores, siempre que comenzamos cualquier actividad novedosa, nos produce cierto grado de inquietud e/o incertidumbre.
La vuelta al colegio genera en los niños/as sentimientos encontrados; llevan mucho tiempo de vacaciones y tienen ganas de ver a sus amigos. Por otro lado no desean volver, por el esfuerzo que tienen que desarrollar ante el aprendizaje, la rutina de madrugar, estar tiempo sentado……….
En casa se puede suavizar este cambio poco a poco, procurando establecer las rutinas necesarias con unos dias de antelación: regular particularmente la hora de acostarse, realizar alguna actividad sentados y reducir el nº de horas viendo la TV.
La adaptación fisica necesita de un tiempo para que el organismo se vaya acostumbrando al nuevo ritmo. También la adaptación de la actividad intelectual es costosa y difícil. Al comienzo el ritmo será más lento, hasta que los niños vayan poco a poco recuperando la capacidad de escuchar, aprender y responder.
Quizá aqui la familia puede prestar ayuda en los primeros días; sentandose con ellos organizandoles el trabajo, darles seguridad y motivarles.
Si es la primera vez que van al colegio o han cambiado a un Centro nuevo, el inicio puede resultar más difícil para algunos niños, según su caracter.
En estos casos los padres pueden ayudar a sus hijos a afrontar el cambio con tranquilidad y serenidad. Lo más importante es que los progenitores no se angustien, pues los niños captan el estado de ánimo de sus padres y se contagian de ellos.
Animar a los pequeños, mostrarles la parte positiva de la nueva situación, comprenderles y escucharles, puede ayudarles a sentirse más tranquilos. Además, no dejar ver a los pequeños que la vuelta al colegio es una liberación para los padres, porque esta situación puede hacer que los niños lo vivan como un castigo.